jueves, 8 de marzo de 2012

La puerta estaba cerrada


Por Leo Lamas.


Ya estaba cansado, su novia no volvía, eran más de las 1 P.M, ella tenía que volver a las 11. Decidió esperarla un poco más, pero esto ya era demasiado. Lo estaría engañando, ¿le habrá pasado algo malo?, eran preguntas tontas, el confía en ella, eso cree. El sueño se apoderaba de él rápidamente, cada vez que parpadeaba su vista se volvía borrosa, parpadeaba más veces para volver a ver claramente.  “La cama te llama chico” le decía su padre hace 30 años, ahora sabia a que se refería. Estaba sentado en su sillón que se encontraba en el centro de una habitación de cuatro paredes 3 metros por 3. Las paredes estaban pintadas con un celeste muy chillón, incomodaba a veces. Lo único que comprendía el cuarto era un mueble barato que estaba pegado a la pared para que este pudiera sostener el televisor plasma que compro con su novia para ponerlo en su cuarto, pero luego de varias discusiones (y unos cuantos insultos) terminó por quedarse en ese cuarto. El sillón era el más barato que encontró, unos $200 pesos que según su novia, no valían la pena, ya que podría haber ahorrado un poco más y se hubiera comprado un Pack que tenía como oferta la mueblería, pero para él, era necesario. Sobre el televisor había un reloj (también barato) que ya marcaba las 2:15 P.M. Los ojos se le cerraban, la cabeza se le estaba inclinando poniéndolo más cómodo, el sueño estaba aumentando, se dijo a si mismo que podría dormitar un poco, después de todo, su novia comprendería. Ya no podía hacer nada, el sueño lo había vencido. En total durmió unas 2 horas, el televisor emitió un pitido fuerte, cosa que lo despertó, se fijo en el reloj, eran las 4 P.M, y su novia no volvía. Se dirigió a la puerta rengueando, se le había adormecido la pierna, pero aun así continuaba caminando, sabiendo que lo perjudicaba más. Una vez estando frente a la puerta miro el cerrojo, su llave seguía puesta, tal vez ella habría intentado entrar mientras el dormía pero no pudo gracias a su llave, y por consiguiente, su novia fue a dormir a la casa de su madre. Dudaba mucho de esto último, ya que ella no mantenía una buena relación con su madre, aunque él tampoco. Había algo que le llamaba a atención, el logo Prive de la llave estaba hacia arriba cuando tendría que estar mirando para abajo indicando que la puerta estaba cerrada. Acerco su mano al cerrojo y lo giró. La puerta estaba abierta, y no le quedó más que aceptar la realidad: había alguien adentro de la casa.
Estaba seguro de que había cerrado la puerta cuando se fue al sillón, un error clave por supuesto. Miro a la bisagra superior, estaba colgado el garrote que por consejo de su padre, para su protección, siempre llevaba a mano.  Estaba sujetado por un hilo verde que estaba enrollado por el mago del garrote, acto seguido cortó el hilo de un tirón y empuñó el garrote en su mano derecha. Gritó el nombre de su novia unas cuantas veces para poder saber si era ella la que había entrado, cosa que le resultaba rara, ya que la única forma que tenia de hacerlo era abriendo  la ventana que se encontraba a la izquierda de la puerta. Ella la habría abierto y,estirado el brazo,  abría logrado abrir la puerta. Pero era imposible por dos razones, la primera era que la ventana estaba cerrada, la segunda era que sus bazos eran demasiados cortos como para llegar al picaporte y haber alcanzado la llave.
Ahora sostenía el garrote con las dos manos, y así recorría los pasillos de su casa, gimiendo un poco por los nervios, sudando, con los ojos bien abiertos y con los dientes apretado. Caminaba demasiado lento, el garrote lo llebaba posado sobre su hombro. El miedo lo invadía, el sueño se había ido por completo. De repente escuchó que la puerta se cerraba de golpe, este saltó de un susto, que también venia incluido con un grito ahogado. Hechó a correr hacia la puerta, y entre el pasillo que conectaba el living con la cocina donde se hallaba la puerta se encontraba una mujer con el cuerpo desnutrido, era hueso y piel, el pelo negro le tapaba la cara, era casi una copia de la chica de la famosa película “El aro”, solo que esto era la realidad. Se acercó a ella caminando hasta que esta se levantó de golpe y se acercó corriendo y gritando hacia él. Pudo ver que su rostro era el de su novia.
Se despertó de un sobresalto, sudando, colorado por el calor y su novia a su lado. Estaba bien, sin un rasguño, nada, nada había pasado.
-¿Te encuentras bien? -preguntaba ella poniendo su mano en la nuca de él.
-Mejor que nunca -respondió mientras que una sonrisa se marcaba en su rostro.
Pero un ruido les llamo la atención, era proveniente de la cocina, el ruido era similar al de una puerta siendo cerrada de golpe. Sus miradas se cruzaron, el se levanto del sillón y se dirigió a la cocina con ella detrás. En el pasillo del living hacia la cocina había sangre…




FIN.

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