martes, 20 de marzo de 2012

Querida Camila

Por Sebastián Elesgaray.




Querida Camila:

¿Cómo se empieza esto? ¿Un ejercicio?
La verdad que no tengo ganas porque te quiero, no tengo ganas porque no te tengo; y no tengo ganas porque esto que escribo cae en saco roto. Vuela sin rumbo y se despedaza con perversidad ante lo injusto de no tenerte a mi lado.
Estuve varios minutos mirando titilar el cursor de mi computadora, dejando pasar el tiempo para encontrar la mejor forma de escribirte. Pero cada letra que aquí se instruye en pos de enamorarte se desmorona al instante de ser gestada, cada frase que pueda llegar a decir es el vano de una sensación que no puedo controlar. Desde mi humilde punto de vista, creo que decirte lo mucho que me gustás resulta risible y ridículo. Sin embargo, no tiene sentido recalcar mis miserias. Esta carta no tiene que ser un muestrario de mi dolor, de mi sentir exhausto.
Así que animé una sonrisa en el rostro, y exploré un poco tus fotos. Más contento aún, noté el calor que irradian tus ojos, y eso que tan solo resultan imágenes digitales puestas en un álbum de Facebook, no quiero imaginarme como será verlos en persona. Son para mí un rayo de luz, cegador y reconfortante.
No resulta fácil poner en palabras lo hermosa que sos. Sin embargo, es liberador escribirlo, plasmar con toda la fuerza de mi ser cuanto te adoro, como te miro y a cada instante deseo tenerte al lado mío. Noches de preguntarme como sería besar esos labios, cubrir con los míos los centímetros de piel que te resguardan, poder estremecerte de manera que quieras rodearme con tus brazos y acariciarme con las mismas ganas que yo lo haría. Por que, ¿sabés algo? Te cuidaría mucho. Sería increíble poder abrazarte algún día, y susurrarte con ternura cuan poco me costaría mantener día a día una sonrisa en tu rostro.
Sé de exiguas cosas que te pondrían contenta, nunca te vi en persona. Pero tal vez te guste como a mí, ver una película abrazados, compartir lecturas (a veces pienso que sería genial dormirnos cada uno leyendo, y luego intercambiar opiniones, charlar sobre lo que leemos y prestarnos libros). También me encantaría escribir con vos, al lado tuyo. Inclinarme sobre la hoja en la que estuvieras rasgueando, o posar mi cabeza en tu hombro mientras tecleas en la computadora y, de forma fugaz, darte un beso en la mejilla para hacerte saber que estoy ahí.
También me gusta cocinar, ¿sabías? No soy un chef gourmet, pero sería genial poder hacerte alguna comida que quieras, invitarte a una cena y estar con vos. No tengo una especialidad definida, me manejo por instinto y a veces tengo que “googlear” algunas cosas que no sé. Sin embargo, preparo una salsa muy rica, aunque todavía no me lancé a amasar pastas, je.
Bueno, he de decirte que esta carta se me hizo muy difícil de escribir. Nunca había escrito algo así, pero resultó más fácil el saber que sos muy linda, el hecho de ver tu hermosa sonrisa me inspiró a poner algunas palabras que en otras circunstancias no saldrían. Además, estoy contento por haberlo hecho, fue un poco de luz a esta oscura cabeza el saber cuanto te deseo al lado mío.
No te quito más tu tiempo. Tan solo me gustaría agregar que cualquier cosa, yo estoy acá. Ya sé que suena a frase armada, pero no tenés más que abrir esa ventanita pequeña en la parte baja del Facebook y con un simple hola, vas a tener toda mi atención.
Y si a ese hola lo acompaña una carita sonriente, mucho mejor.
Te mando un beso grande.
Uno como para empezar.

Con cariño, Alguien Secreto

2 comentarios: