miércoles, 13 de junio de 2012

[Real Life]

Por Nayeli Orellana.


—…la humanidad siempre se ha vista obstaculizada por… sin embargo, gracias a la tecnología Shell… ya no tenemos que preocuparnos por envejecer o morir… nos provee de todo lo necesario… hemos progresado… cada uno de nosotros somos dioses… celebremos… nuestro elixir milagroso Shell…
—¡Qué estupidez! —abrió los ojos y suspiró—. Me largo de aquí.
En un instante la habitación pobremente adornada se desvaneció para dar lugar a un complejo de calles y casas de ladrillos rojos.
—¡Oh! Con que el sector 1… es la primera vez que vengo aquí ¿Y qué piensas hacer aquí, Axel? —esta voz provino de un hombre semitransparente que se encontraba caminando junto a Axel.
—No es obvio. Estoy dando un paseo, al cual, por cierto, no estás invitado así que vete.
—Por si no recuerdas, acordamos que veríamos juntos el discurso del rector cuando de pronto se te ocurrió viajar al anticuado sector 1, sabes muy bien que las transmisiones viajan junto a los receptores ¡Maldición, Axel, me van a cobrar llamada de larga distancia! Además, qué demonios te pasa… ¿dar un paseo?
—Que esperabas, ese tipo estaba en todos los canales, sin importar cuánto le cambiara siempre aparecía ese gordo de sonrisa falsa. Me gustaría matar al “genio” que se le ocurrió conectar las señales de T.V. con la Shell personal de cada uno de nosotros, gracias a eso cada vez que cierro los ojos aparece ese bodoque con patas.
—Pues a mí me gusta poder ver la tele en cualquier momento… ¡Hey! No me cambies de tema, sino querías ver el discurso no hubieras aceptado mi invitación en primer lugar.
—… Joshua, sabías que el sector 1 es el único de entre todas las urbes que aún posee calles.
—Qué no me cambies de tema —rendido, Joshua decidió dejar que Axel dirigiera el rumbo de la conversación—. Es lo normal ¿no? Después de todo las calles son innecesarias, un desperdicio de espacio vital y encima de todo inútiles. Digo, ya nadie las usa desde que podemos teletransportarnos. Simplemente deberían destruir todo el sector 1 y construir uno completamente nuevo… ¡¿Qué?!
—¿De verdad te parece bien, vivir de esta forma? Shell nos proporciona todo: alimento, agua, un hogar seguro; ni siquiera tenemos que trabajar o mover un solo músculo, el simple hecho de pensar algo es suficiente para que se realice. Si no hay necesidad de trabajar, entonces ¿para qué estamos aquí?
—¿Para divertirnos? No lo sé, desde que nací siempre ha sido de esta forma, así que se ha vuelto algo natural para mí. Si quiero trabajar, trabajo; si no quiero hacer nada, no hago nada. Personalmente no veo ningún problema en ello ¡Eh, ya llegamos al límite! En serio, aparte de viejo, pequeño.
Frente a ellos, yacía una gran pared que envolvía por completo la zona en la que se encontraban. Ésta enorme pared era conocida como el límite y cada sector poseía una, aunque su extensión y altura variaba de sector a sector.
—Se supone que esto nos protege de la contaminación —dijo Axel mientras tocaba la pared.
—Sí, y los paneles de la radiación solar —sobre ellos, donde tendría que estar el cielo, había una serie de paneles hexagonales de color plateado, cuya labor era regular la cantidad de luz para emular el día y la noche.
—Creo que nada de esto es real. Lo he pensado mucho y esa es la conclusión a la que he llegado. Por más avanzada que sea la tecnología es imposible que las personas no mueran, envejezcan o se enfermen, es… antinatural. Sin mencionar, la estructura de las ciudades. Si de verdad Shell es tan poderoso como dicen, porque tenemos que vivir enjaulados en los sectores. No tiene sentido.
—¿Qué te hace pensar eso?
—Recuerdas cuando desaparecí.
—Ya te lo he dicho miles de veces, nunca desapareciste. Incluso hable contigo durante esos supuestos días que te esfumaste ¿Estás seguro qué no fue un sueño?
—¡Claro que no! Fue demasiado real, fue como si mis sentidos se expandieran un cincuenta por ciento; no, al cien por ciento.
—Siempre dices lo mismo, porque no me cuentas lo que viste. Somos amigos, ¿no? Deberías tener un poco más de confianza en mí.
—Prometes no decírselo a nadie más.
—Lo prometo —levantó la mano en señal de juramento y continúo—. También prometo no burlarme de ti… Es lo que pensabas decir, ¿verdad?
—Me conoces demasiado bien. Tú ganas, te contaré. No sé muy bien porque sucedió, simplemente un momento estaba en mi cuarto y al siguiente dentro de un cascarón ovalado hecho de metal. Cuando intenté moverme, noté como unos cables salían de mi cuello, por lo que decide desprenderlos para salir de allí.
»Caminé sin rumbo fijo con el fin de buscar una salida; pero, en el proceso encontré otros cascarones como el mío y, al igual que yo, había personas dentro con redes conectadas a la parte posterior de su cabeza. Se encontraban ubicados por sectores de acuerdo a su edad y en uno de ellos había una especie de robot manipulando uno de los cascarones. Decidí acercarme y preguntarle en dónde me encontraba. Sin embargo, lo que vi me sorprendió.
»Aquello que estaba manipulando se trataba de más ni menos que del cuerpo de un ser humano, un anciano para ser precisos. Se suponía que las personas no envejecían gracias al Shell incorporado en nuestros cuerpos; entonces, ¿por qué había un anciano aquí? Además, el mismo robot se encontraba colocando el cuerpo del anciano en una bolsa negra; acto seguido dijo “Iniciando proceso de eliminación del perfil 90159. Listo. Ajuste de contactos. Listo. Reubicando el desecho”. Tras pronunciar estas palabras el robot tomó la bolsa con el cuerpo y comenzó a caminar. Lo seguí a través de un largo pasillo, en donde, al fondo del mismo yacía una puerta, a la cual entré.
»Quede anonadado ante la gran vista que se extendía ante mis ojos. Un cielo amplio cubierto de distintas tonalidades de naranja, rojo y amarillo. Debajo de éste, había una gran masa de agua que rompía sobre la base del edificio en el que me encontraba, el cual era bastante alto ¡Imagínate cielo y agua expandiéndose infinitamente!
»No obstante, el espectáculo duro poco; puesto que, luego de arrojar el cuerpo hacia la masa de agua, el robot se percató de mi presencia. No recuerdo nada después de que me capturara; solo que, cuando volví en mí, ya estaba en el interior de mi habitación.
—… ¡Qué loco! Deberías escribir un libro —Joshua dijo muy animado.
—¡Lo prometiste!
—¡Jajaja! Solo bromeaba; pero sabes, puede que estés en lo cierto o puede que no.
—¿A qué te refieres?  —preguntó Axel intrigado.
—¿Sabes lo que significa “Shell”?
—Por supuesto, yo también tengo instalada la aplicación de idiomas, significa… cascarón.
—Quizá vivimos en una especie de mundo digital y aquel mundo al que llegaste, quizá por un desperfecto en la máquina sea el mundo real o… simplemente tienes demasiada imaginación —Joshua le sonrió burlonamente a su amigo.
—Piensa lo que quieras. A fin de cuentas, lo único que deseo es volver a ese lugar y si resulta ser el mundo real, prefiero vivir mil veces ahí que aquí.
—¿Estas consciente de lo que eso implica?
—Sí y no me importa padecer dolor o hambre con tal de poder experimentar lo que implica una vida real.

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