sábado, 10 de noviembre de 2012

Liberación

Por Evelia Garibay.

Basado en Pesadilla de Carmen Gutiérrez.


                                                            Al despertar, mis manos aún apretaban su cuello 
                                                            y siguieron hasta que su corazón se detuvo. 
                                                            Esta noche ningún monstruo volverá a molestarme.


Para Laura la noche en el club había empezado como cualquier otra, los tragos, sus amigas, el baile y el ligue, tres hombres sentados en la barra  no les quitaban los ojos de encima, pero al final de la noche a la única que se llevaron fue a ella. Sus amigas le advertieron que se quedara pero la emoción y el querer probar algo nuevo fue lo que la convenció.
Una hora después estaba a bordo de una camioneta con los tres hombres, ella iba en el asiento trasero en los brazos de él, no le importaba su nombre, solo lo que le hacía sentir, las manos masculinas recorrieron su cuerpo sin dejar ni un centímetro sin explorar, cuando las toscas manos se detuvieron sobre sus senos y pellizcaron los pezones Laura se estremeció y suspiró de placer nunca la habían tomado de forma tan brusca, la mezcla de temor y placer eran muy excitantes.
El ambiente cambió en cuanto la puerta de la casa a donde llegaron estuvo cerrada tras ellos, él la empujó por los hombros haciendola caer y uno de los otros hombres la tomó por el cabello y la arrastró hasta una habitación donde le arrancaron la ropa entre los tres, Laura intentó gritar pero le pusieron una mordaza y los movimientos desesperados de su cuerpo lo único que lograron fue agotarla rapidamente, cuando la fuerza la abandono, el agarre de los hombres se hizo menos fuerte pero aún así no consiguió moverse, las manos masculinas recorrieron su cuerpo pellizcando y apretando sin consideración, esto ya no era para el placer de ella sino solamente para ellos. Los tres la violaron, la golpearon y mordieron todo lo que quisieron, en algun momento de la noche uno de ellos trajo un cinturón de cuero y la golpeó hasta hacerla sangrar, Laura dejó de intentar gritar porque su garganta se sentía desgarrada pero las lágrimas no dejaron de fluir en toda la noche. Al final la dejaron sola con uno de ellos, él siguió usandola y golpeandola hasta que exhausto se quedó dormido junto a ella.
No la habían atado.
Sin hacer ruido Laura tomó el cinturón que el hombre había dejado a su lado lo enroscó en su cuello y comenzó a apretar y siguió apretando hasta que su corazón se detuvo, esta noche ningún monstruo volvería a molestarla de los otros dos ya se ocuparía mañana.

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