martes, 21 de junio de 2016

Embarazo de ensueño de Pedro Villaseñor

Por Omaly Darcia.

Escucho el sonido inequívoco de lágrimas de nubes estrellándose contra esa pequeña ventana, como pequeños kamikaze que susurran y cantan palabras que no puedo descifrar,  ¿Serán gritos similares a los que se hacen al bajar la pendiente de una montaña rusa? No sé cuánto tiempo me quede pensando en todas las posibilidades, no había mucho que me robara la atención en este cuarto color pasto. Aunque no tiene aspecto de cuarto, no veo las fronteras ni paredes; pero no me preocupa. Solo estoy yo y esa pequeña ventana rodeado de verde; ahora que lo pienso creo que podrías estar dentro de la cabeza de un ciclope, eso sí seria emocionante. Seguí escuchando el concierto lejano que pasaba del otro lado del cristal, estoy tan cómodo, no me quiero mover y solo suspiro. Este recinto es el adecuado para adorar al dios pagano de perder el tiempo mientras seguía suspirando y meciéndome. 

Fue entonces cuando sabes que algo es demasiado bueno para ser verdad que escuche y extrañamente sentí un estrepitoso, mas no extraño, sonido. Era el sentimiento de pasos aproximándose, algo se acercaba pero no sabía por dónde venía esa vibración en este nuevo mundo que me envolvía. 

Destellos, rayos y truenos lejanos acompañaban a esta sensación, lo podía ver por el ojo de cristal. Es solo una tormenta, es lo que mi conciencia me decía; pero aun sabiendo lo que eran me daban miedo. Sentí la necesidad de moverme, huir, correr, regresar el tiempo mis suspiros se volvían gestos y pujidos incesantes tenia que moverme muy a mi pesar. No me había percatado que estaba sentado, pero tenía sentido ya que es la que me estaba arrullando como los brazos de una madre a su bebe ¿Esta silla estéril siempre estuvo aquí? Titubee por unos segundos, razonando el origen de esta silla pero no lo pude recordar. Las vibraciones se hacían más intensas y con ellas el descontento de tener que mover músculos, huesos y órganos.

Me empuje con ambas manos lejos de la silla y hacia la ventana; no había otra salida y me empezaba a sofocar; como si me rodeara una multitud fantasma que me robaba el aire descaradamente. Al acercarme la ventana no era tan pequeña como a percibí en el inicio, y los destellos eran más repetitivos y grandes; cada paso que daba era doloroso, similar a recibir un golpe en la boca del estomago; tenía que abrir esa ventana y respirar. Al llegar a mi destino cristalino, desesperadamente busque la manera de mover el cristal o girar alguna perilla pero esas malditas luces y el bullicio me desesperaban aun mas, mi respiración se volvió frenética y al punto de quiebre. Fue entonces, en medio de mi ataque de pánico, vi un objeto muy familiar volando hacia mi dirección del otro lado del vidrio. Era una cámara fotográfica volando por si sola como un cuervo y lanzando flashes sin discreción, era como si pestañearan luces de neón. Chocaba ligeramente contra el cristal queriendo entrar y poco después una parvada de cámaras la acompaño como una estampida. Volaban y tomaban fotografías, no eran rayos ni truenos lo que escuche hace un momento y lo único que pude hacer fue darme la vuelta. Cerré mis ojos y en ese momento interno de silencio pleno y después de maldecir a la humanidad, me vi de regreso en esa silla dando vueltas como un carrusel. No lograba enfocar la mirada al momento que se detuvo abruptamente pero creo que no era yo sino mis nuevos alrededores.

El panorama no era claro porque todo era difuminado en tonos blancos y azules, como si estuviera en una pintura de acuarela del mar. Pensé en el mar y si pude notar movimiento de agua que se extendía a lo largo y ancho, estaba en un tipo de pecera abstracta. Cuando detrás de mí y de esa la nada infinita paso una ballena con alas de águila. No estaba tan cerca como para tocarla pero lo suficientemente cerca como para distinguirla. Estaba siendo perseguida por un narval con alas negras, o tal vez estaban jugando; no sabía si estaban nadando o volando. Creo que camine un poco y ahora lograba distinguir unas pantallas o espejos que florecían en mi entorno, de repente  pude ver   estaba en lo que solo pude identificar como un set de televisión. Era bastante moderno, pantallas cubrían casi todo el espacio incluyendo el techo y el suelo; todo estaba flotando ya que aun distinguía los matices azules del agua a mi alrededor; y aun ver a las ballenas y narvales nadando por todo el lugar como esporas en un día huracanado.

“Bienvenido señor Villaseñor, es casi un trabalenguas darle la bienvenida.” Una voz se escucho frente de mi con una notación de querer hacerse el gracioso con mi apellido, lo deteste de inmediato. 

Además no soy un señor, soy un joven no me veo tan grande de edad, lo deteste cada segundo mas y no respondí nada.

“Gracias por participar en el programa en vivo, salude a las cámaras y a todos los que lo apoyan, ahora díganos ¿Que siente? ¿Está nervioso? ¿Lo sabe s familia? ¿Tiene miedo? ¿Quién es la madre? ¿Es alguien famosa?” la nefasta voz me bombardeaba con preguntas extrañas. Poco después unas burbujas negras aparecieron y me orbitaban como satélites. Eran cámaras de televisión, note los lentes enfocando sin cesar en todas partes de mi cuerpo. Al seguir a una de las perlas negras flotantes mire hacia abajo mire mi vientre hinchado y lo recordé todo, estaba embarazado. Todo tuvo lógica, fue el sentimiento de poner la pieza final del rompecabezas y todo hizo sentido. Estaba en uno de esos ridículos “reality shows” y toda esta falsa atención era solo para usarme y explotarme. Todo mi cuerpo se curveo mientras abrazaba mi estomago, me estaba posicionando irónicamente en posición fetal.

“Recuerda que debe aguantar para poder ganar el premio señor Villaseñor.” La voz insistía en ser parte de este circo.

“¡Que no soy señor! Estoy joven no me diga señor odio que me digan señor.” Grite “¡Déjame en paz, no les voy a dar a mi bebe!” las cámaras seguían revoloteando a mi alrededor como si fueran una extensión de mi.

“Pero ya casi es tiempo, ¿no lo ves? Solo te quedan dos meses o será descalificado observa el monitor del reloj biológico” la voz sin cuerpo etéreo explicaba a la audiencia ausente al parecer. Las pantallas se alinearon y pude ver como se formaban unos signos familiares, eran números, muchos números como los de la bolsa de valores en diferentes tamaños, colores y formas.

Tenía que ser cierto, es verdad que si quiero tener hijos y tengo ya una casa donde criarlos pero ¿Cuándo llegue a este momento? Como le diré a mi mamá esto la matara de vergüenza. Espero sean gemelos y se parezcan a mí, ¡Dios! ¿Y mi trabajo? Tengo que avisar que no voy a poder ir a trabajar. Las malditas burbujas seguían a  mi lado revoloteando, burlándose de mi desgracia; pero no podía luchar contra las cámaras voladoras no quería separar mis manos de mi vientre; ya fuera por protección, miedo o instinto. Respirara es todo lo que podía hacer, era lo que contaban mis amigas cuando estaban embarazadas y después viene lo peor. No podía ver otra parte de mí más que mi enorme estomago pero algo se acercaba desde mi inframundo, gire mi cabeza lateralmente y como un camión a gran velocidad un gigantesco narval alado abrió sus fases y me trago. Uro que trate de brincar pero no pude hacer nada, fui comido. Todo era obscuridad, sentí como deje de respirar porque obviamente ya estaba muerto; pero sabía que en cualquier momento debía dar el primer respiro de mi muerte porque el juego de mi vida había terminado. Así fue y habiendo aceptado mi destino  sentí como el aire fluía en mi cuerpo nuevamente.

Una esfera de luz se poso frente a mí y era como ver un espejo distorsionado, era mi propia transmisión dentro del titánico animal; esas cámaras seguían chupando mi espíritu y enseñándolo a quien sabe cuántos. Levante la mirada y vi a dos figuras sentadas a cada lado de mi, una mesa redonda enfrente y la atmosfera relajada, las dos figuras eran mis amigas Laura y Nancy;  aunque no podía distinguir sus rostros sabia en mi corazón que eran ellas y me sentí más tranquilo; aun abrazando mi estomago ¿estábamos aun dentro del animal? Una de esas cámaras negras se poso en la mesa, como una araña que me observaba sin parpadeo.

“No Pedro no puedes tomar café en tu estado, te faltan menos de 8 semanas para tener a tu bebe y después viene lo peor porque tienes que darle leche. Ya no podrás tomar café en meses. Ya le dije al maestro que estas embarazado pero dijo que tienes que hacer el examen mañana de todas formas.” Me contaban mis amigas en turnos. Mientras a mi me estaba dando un ataque de histeria ya que el pánico no era suficiente, ¿Cual examen? Pero si no he estudiado nada no puedo reprobar, tengo un hijo o hija en camino ¿Cómo lo voy a mantener? ¿De qué carajos es el examen? Ya no sabía si los dolores y el sentido de caer al vacío eran por el embarazo o por el examen que tenía que hacer en unas pocas horas. Mi respiración se altero y el pecho se me estaba hundiendo en sí mismo.

“Mira Laura, creo que Pedro ya va a tener al bebe que emoción, puja Pedro puja, es hora del examen rápido Puja” gritaba Nancy eufóricamente.

“Está entrando el labor de parto…de parto…de parto” escuche una voz femenina cada vez más lejos. Mi bebe quería salir era hora, pero aun faltaban meses, ¿Por qué? ¿Por qué ahora? ¡No estoy listo! Solo sentía como si me hubiera tragado una serpiente entera y estuviera dando vueltas en mis intestinos, empujando, buscando una salida. Ahora el espacio era más claro y cálido.

“Tenemos que cortar, no va a poder salir” escuchaba las voces, yo solo pedía que no me cortaran, pero la voz se me había escapado. No podía gritarlo por el dolor ¿Seria que había olvidado cómo hablar? Seguía escuchando voces y sentía movimiento.

“Bisturí diez, controla la hemorragia no podemos dejar que muera, la sangre es mucha sangre.” Las voces replicaban. Santo Dios me voy a morir, no me quiero morir ¡No me quiero morir! Mi estomago se estaba abriendo, desgarrando y quitándome el aliento. Podía verlo además de sentirlo en esas pantallas que guardaban mis recuerdos de manera morbosa. ¡No me quiero morir! ¡No quiero estar Solo!

“Ya está aquí, ya nació, todo salió bien fue u….”        

Un fuerte suspiro y un abrupto despertar grabo en mi memoria ese bizarro sueño, el mamífero alado, estaba en mi cama en mi cuarto. Estaba embarazado, toque mi estomago y recapacite en lo imposible que eso fue, pero aun así no separa mi mano de mi estomago hasta minutos después. El celular continuaba sonando en mi buro de madera, era igualmente extraño que la persona del otro lado de la llamada no hubiera renunciado ya y dejado un mensaje de voz. Que solo me hizo recordar como detesto los mensajes de voz, la persona nunca dice nada al final y solo gastan mi crédito. Volví un poco más en mi, el celular dejo de sonar, me disponía a revisar el origen de la llamada pero no podía pensar con la televisión encendida, las imágenes de enfermeros y doctores corriendo para salvar vidas ajenas me dejo un amargo sabor de sueño. No me vuelvo a quedar dormido viendo estos programas.

Me senté a la orilla del colchón, mi cuerpo me pedía hidratarme y al levantarme lentamente y me separaba de mi cama vacía, y gire para ver el silencioso reloj en mi cómoda el eco de una frase resonó en mi mente como campanas de iglesia un domingo por la mañana: “No quiero estar solo.”

Consigna: Pedro Villaseñor/ 
En su sueño está embarazado de siete meses.

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